viernes, 21 de enero de 2011

Los rápidos de Navarra


A veces me da mucha curiosidad el porque cada vez que me acerco un paso, luego, al día siguiente, me veo diez kilómetros más lejos. No sé, no me enseñaron a reaccionar. Quizás falte esa clase y no pedí la tarea, el asusto es que me encuentro enfrente del examen que yo misma elegí y no se como empezar a resolverlo. Cuando no los elijo con tanto detalle no me cuestan, entro y salgo de aula imaginaria como si nada. Pero ahora... ahora es diferente y no quiero que lo sea. No es que tenga miedo a sentir más adentro, sino a equivocarme de nuevo y convertir mi CV en un papel para el desecho.
No se si hubiera preferido no hacer nada, la verdad no puedo afirmar eso, porque me deje llevar a propósito por la corriente, me tire al río sin soga que me asegurara el regreso, me tome de las piedras filosas de las orillas y finalmente cuando me suelto... los rápidos parecen haber amainado, la corriente furiosa se volvió una seda a la que no me acostumbro... Igual... no quiero salir del agua, estoy nadando para ver si alcanzo otra pendiente, para volver a sentir ese vértigo, no voy a salir hasta no hacerlo y si salgo, entonces, no volveré de nuevo.

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