Ya no creo ni en príncipes azules,
ni en sapos verdes,
ni en hadas madrinas,
ni en madrinas simplemente,
ni en que cenicienta
deje todo tan reluciente,
ni en que los leñadores
sean realmente tan fuertes,
ni en manzanas envenenadas,
ni en besos que me despierten,
ni en "papas noeles",
ni en mágicos reyes,
ni en ratones escurridizos
que te pagan por cada diente,
ni en que el tiempo lo cure todo,
ni en que todo vuelve,
ni en los fantasmas,
ni en los monstruos del armario,
ni en lo que escribo
en mi propio diario,
ni el los versos más tristes
de Neruda,
ni en que un hombre,
alguna vez, toco la Luna,
ni en que el mismo Sol
que nos alumbra
un día, tal vez, nos una.
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