miércoles, 25 de agosto de 2010

Francisco Maldonado Da Silva

Tengo en el pecho algo extraño, en la garganta se enraíza un nudo bien atado, la piel aun erizada y en la mente solo un nombre: FRANCISCO MALDONADO DA SILVA. No consigo hilar las palabras que desprende aquel nombre en mi mente, desde que cerré las tapas del libro pensamientos torpes se atropellan en mi cabeza, mas de un minuto de silencio que acompañan los ojos empañado, descubrir un mártir que más que defender una religión, defendió ideales, murió por ideas, no mato por ellas, lo que denota en sus verdugos salvajismo y desinteligencia. Pero no es aquello último lo que mas me ha quedado, es otra cosa mas grande, es el heroísmo, la lucha, la perseverancia, la vida de un grande extinta en las llamas me da escalofríos, la vida de un grande extinta en las llamas de verdades absolutamente relativas.
Estoy atónita frente a esta historia, frente a un monstruo admirable que como único crimen lucho por la libertad de consciencia.

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