domingo, 29 de agosto de 2010

Reincidente.


Y otra vez, será que no me acostumbro al dolor, a la decepción constante que se adueña de mis lagrimas de que volví el rostro hacia ti. Tengo un puñal clavado en el alma, los ojos inundados de agua salada, un poco encordaba la espalda en signo de derrota. Segundo domingo seguido de lo mismo y no aprendo aun, como me gustaría que me dijeras realmente si me queres de verdad y sino lo haces también sería un alivio saberlo para dejar de luchar una guerra perdida de la que solo conseguiré heridas y ninguna victoria.
Odio llorar, la piel se me eriza del frío de la soledad que me haces sentir cada vez que me defraudas, cada vez que me quedo sentada esperándote, sintiéndome estupida, una triste ridícula.
¿Porque no puedo disfrutar de pleno lo que sucede en otros ámbitos? La lagrimas ruedan sin cesar. No soy nada que se acerque a una prioridad tuya, si quiera a un plan, un pequeño compromiso, lo imprevisto es mas importante, yo siempre puedo esperar, total es mi dolor el que me socava las bases... No te importa que tan frágil, me ninguneas y yo lo soporto... Que triste imagen de mi misma. Odio amar a alguien para él que mi amor nada significa.

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